En la actualidad, si nos preguntásemos acerca de las características de la psiquis humana y quisiéramos profundizar en temas tales como la memoria, la percepción, la personalidad, son muchas las respuestas que encontraríamos en las distintas teorías y conceptos que nos aporta la psicología con su multiplicidad de modelos y teorías.
Si nos remontásemos a aquellos momentos donde el hombre comienza a socializarse en pequeñas comunidades, tribus, y nos hiciésemos la misma pregunta, también encontraríamos una multiplicidad de respuestas.
Y si nos cuestionásemos específicamente acerca del proceso evolutivo de la psiquis humana, seguramente encontraríamos coincidencias, en distintas líneas de pensamiento, que es la memoria la matriz de origen del proceso de pensamiento.
Por lo tanto, si nos preguntásemos acerca del origen de la memoria, como matriz de origen de la evolución psíquica, debemos trasladarnos necesariamente a aquellos momentos prehistóricos donde el hombre arcaico comienza a descubrir que es posible manipular el entorno que lo rodea más allá de lo que el instinto mismo le propone.
Tratemos por un instante de ponernos en la piel de aquel hombre conmovido y a su vez, por momentos aterrado debido a su entorno seguramente vivido como caótico, e imaginemos que de todo aquello que lo rodeaba nos da un indicio de la posibilidad de estructurar algo que desemboque al final de un largo proceso de lo que hoy definimos como memoria. Siento que una de las primeras cosas que notaría ese hombre es que hay cosas que se repiten, el día y la noche, la primavera, el otoño, el verano y el invierno, que las plantas cumplen un ciclo, y creo que esa observación le daría la posibilidad de llegar a comprender que hay cosas que puede calcular, que puede comenzar a moverse en un tiempo que se relaciona con el espacio en el cual se mueve y que, en consecuencia, aquellas cosas que le ocurren comienzan a organizarse en una relación espacio-temporal que le permite estructurar un mañana posible de ser pensado y como tal, manipulado en función de un ayer que le aporta la experiencia.
Es en ese devenir, donde fueron llegando generaciones a las que les fueron contando aquellas historias que tenían por objetivo enseñarles cómo moverse en aquel entorno, aquellas historias que se describían con relación al día y la noche, a la época de cosecha y de siembra, que se contaban en síntesis alrededor de ciclos inamovibles que eran los parámetros en los cuales se iban estructurando las memorias de las primeras familias, comunidades, sociedades.
Es a partir de esta idea que podemos pensar entonces que la memoria y en consecuencia la psiquis, se estructuró en una relación cíclica día y noche para luego complejizarse en una relación solsticio-equinoccio, relación que origina las estaciones (los ciclos) necesarias para la existencia de la vida.
Si trasladamos este concepto a la teoría del caos y la geometría fractal podría decirse que:
“La memoria inconsciente es un sistema dinámico complejo, autoorganizado, de constitución fractal, donde las huellas mnémicas se inscriben, se estructuran y se trasmiten, siguiendo un patrón cíclico natural estructurado en la matriz cósmica, determinado por la relación temporal solsticio/equinoccio, siendo la forma fractal básica un círculo (representa ciclos), donde representaremos las distintas matrices, (lugares de aconteceres espacio/temporales en continua modificación y de cambio, el Locus).”
Otro de los conceptos fundamentales dentro de la psicología es el concepto de trauma. Intentemos definirlo dentro de este contexto:
“la estructura espacio/temporal puede ser modificada por una vivencia lesiva que se transforme en un atractor extraño o un repulsor extraño, generando lo que se llama una catástrofe (crisis o discontinuidad que se presenta con cierta frecuencia en los fenómenos naturales), siendo esta huella traumática la que modificará la dinámica temporal, dejando a su vez una marca espacio/temporal, tanto en su matriz de origen como, muy probablemente, en alguna de las otras, o en todas, dependiendo de la carga emocional del trauma.”
En síntesis, esta marca traumática queda registrada en nuestra memoria como un nuevo patrón dinámico que influye en el devenir cíclico de nuestras vidas. Sin embargo, no lidiamos con este patrón de memoria traumático constantemente, sino que lo hacemos cuando la situación actual nos retrotrae al momento que dio origen al trauma y es cuando debemos enfrentaremos con algún tipo de síntoma psíquico o físico a modo de defensa (que nos refiere a la marca espacio/temporal de la matriz de origen o a otra matriz comprometida por el trauma), repitiéndose la catástrofe, profundizando la marca, en el caso de no haber elaborado la situación traumática.
Veamos de qué manera acciona el psicodrama en el patrón dinámico que se estructuró a consecuencia de la situación traumática que como atractor o repulsor modificó el patrón dinámico previo.
Trabajar en Psicodrama es operar en un “como si dramático”, donde el protagonista, ya sea individuo o grupo, despliega una escena impregnada de subjetividad en el escenario de psicodrama de estructura circular tetradimensional, hasta detectar el rol en conflicto y a través de este, ir en busca de la escena nuclear conflictiva, la que encierra la emoción generadora del conflicto. Luego, a través de la catarsis de integración se dará lugar a la descarga emocional para generar un espacio interno que permita integrar un elemento reparador. Es fundamental que este elemento reúna las características necesarias que le posibiliten al protagonista la corrección del rol en conflicto, pudiendo resolver o modificar de algún modo la escena nuclear conflictiva encontrando una nueva alternativa, una posible salida.
Finalmente, con este elemento reparador vamos hacia la escena disparadora para que el protagonista pruebe esta nueva alternativa pudiendo generar algún cambio.
Este proceso que se juega en el “como si dramático”, es lo que permite la acción terapéutica, ya que el protagonista y el grupo internalizan una nueva posibilidad, una alternativa para seguir desarrollando la espontaneidad y la creatividad, proceso necesario para el buen desarrollo de la salud mental según lo entendió el creador de este modelo terapéutico, Jacobo Levy Moreno.
Cuando el protagonista despliega la primer escena en el escenario, sabemos que esta encierra un rol en conflicto, siendo una escena nuclear conflictiva la que obturó el proceso psíquico que en ese momento estaba en juego impidiendo entonces que ese rol pudiese continuar su despliegue de creatividad y espontaneidad. Indagar esta primera escena desplegada en el aquí y ahora psicodramático nos lleva a otro espacio-tiempo de memoria, la matriz de origen donde se produjo la escena generadora del conflicto, escena que podríamos considerar el atractor que determinó la “catástrofe” modificando la dinámica fractal hasta ese momento en juego.
Tanto la escena disparadora como la nuclear conflictiva, son desplegadas en el escenario circular tetradimensional psicodramático diseñado por Moreno, donde cada una de las matrices tienen su espacio predeterminado. Podría decirse que la estructura espacio-temporal del escenario es fractal, dado que posibilita la proyección de una dinámica psíquica en lo que respecta a la circularidad, a la vez que permite que las escenas se desplieguen proyectivamente en la matriz de origen. Por lo tanto, lo que se ve en el escenario es un ciclo de memoria obturado por la escena nuclear conflictiva representada en un lugar específico del escenario y no en otro, que sería en términos fractales la figura que representa, tanto en lo micro como en lo macro, el lugar específico donde la dinámica fractal se modificó tras la catástrofe.
Es en ese lugar del escenario, donde opera la catarsis de integración (catarsis que apunta a recobrar la vieja dinámica fractal que posibilita liberar la energía contenida e incorporar un elemento reparador que nos dará la oportunidad de recobrar todo el potencial energético y la memoria reprimida en este proceso) donde recobraremos la posibilidad de que la energía frenada a consecuencia del conflicto, siga circulando cumpliendo el proceso que hace al buen desarrollo del rol, recobrando la memoria que hace a la adecuada dinámica fractal necesaria para que se de el desarrollo adecuado de los roles, aquella memoria fúndante de todo proceso que está guardada en la matriz cósmica respecto del proceso de desarrollo de los roles originarios de creatividad y de espontaneidad, matriz que también tiene su lugar en el escenario tetradimensional Moreniano.
En síntesis, dado que, como hemos visto, el psicodrama se despliega en un escenario de estructura fractal, y que la acción desplegada nos brinda la posibilidad de detectar y de accionar sobre los atractores o repulsores que modificaron la dinámica fractal adecuada que hace al buen desarrollo de los roles respecto de la creatividad y la espontaneidad en su matriz de origen, pudiendo a su vez reparar todo el daño en las diferentes matrices, es que entiendo al psicodrama “como un modelo terapéutico fractal”.
Lic. Débora Penna
Psicodramatista